
Dejaré que otros escriban los epítetos que Daft Punk, sin duda, merece. Que otros expliquen su importancia para la música electrónica en los 90 y su larguísima (y cada vez más predecible) progenie de este principio de siglo. Que otros los llamen genios, revolucionarios, vanguardistas o adelantados.
Yo los oía en fiestas en mis años de preparatoria, bailaba -lo poco que bailaba- con "One more time" y no mucho más, porque les prestaba poca atención. Pero ayer tocaron en el Palacio de los Deportes, y dicen quienes fueron que:
- "Son pocos los que con tan pocos elementos pueden detonar tantas emociones en el público."
- "Estuvo increíble, no me imaginaba que fueran tan buenos."
- "Me pareció que Daft Punk son como los hijos de Kraftwerk, y que hubiera sido chingón ver a Kraftwerk viendo a Daft Punk. Me emocionó muchísimo, porque esos dos han sido mis conciertos favoritos".
Cuentan, además, que el Palacio estaba a reventar de gente bella, y que el ambiente festivo se prolongó hasta después de terminado el concierto. Y que el grupo abridor fue Susie 4. Todo un evento, en resumen. Ni modo: Daft Punk no tocó en mi casa.
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